Creatividad: El ser humano válido o no de suficiente raciocinio, ha buscado incansablemente diferenciarse de su entorno.
Lo que distingue naturaleza de lo que llamamos cultura es esa búsqueda de quebrar la voluntariosa evolución genética. En todos nosotros hay una intención o clara finalidad que desea acertar y liberarse del determinismo orgánico.
La paradoja entre el quiebre y la tradición:
Norberto Chavez, alude a la respuesta que Milton Glaser dio a un compañero de la Agrupación de Disseny Gràfic del Foment de les Arts Decoratives (ADG-FAD). “La pregunta fue: ¿qué opina usted de los nuevos lenguajes gráficos? Su respuesta: nuevo y lenguaje son ideas incompatibles, pues si el lenguaje es nuevo, el mensaje no se entiende. Rotunda afirmación de parte de un diseñador e ilustrador del cual no puede decirse que sea «poco creativo”.
Todavía muchas facultades de artes fomentan la idea del don o talento innato para hallar ‘nuevas formas de’. Pero lo cierto es que ya hay mucho que fue inventado. Existe un gran colchón de inventos e innumerables diseños tildados de vanguardistas, que, por número, ya casi pierden su valor como tal.
En definitiva, Chavez advierte que lo que se diseña ahora, viene a sumarse a una tradición, viene a dar continuidad en un escenario recreado: “una recreación que no será mera copia sino una interpretación creativa al servicio de las necesidades del presente”.
En el mundo de los avatares vienen a recrear personajes elaborados en las mitologías más antiguas. Se cambia el escenario, pero no el contenido. La experiencia se percibe nueva, pero finalmente lo que ocurre es que se perfecciona.
Apoyándose en la inteligencia artificial, los algoritmos pueden indicar a un ordenador qué tan gruesas eran las pinceladas que daba Rembrandt, y el ordenador, las reproducirá de manera precisa un cuadro de este artista.
La angustiosa perfección, ¿a qué nos lleva?
Hoy en día podemos elaborar imágenes sin siquiera necesitar de programas de diseño gráfico.
En la cultura de los templates, todo está prediseñado y sistematizado a tal punto, que solo preciso cambiar colores, tipografías, o imágenes para adaptar el mensaje a mi objetivo.
Todo se operativiza gracias al botón modificar y bajar. Mucha gente que no tiene suficiente conocimiento sobre cómo diseñar un logo, un sitio web, simplemente modifica una copia.
La función de copiar es ganar tiempo, pero también un mínimo punto de perfección, y con ello, de aceptación.
¿Quién entonces propone algo sublime, ni pensemos en original, tan solo sublime?
…Uhm, pocos. Incluso, los que se dicen creativos, aunque de manera más o menos activa o, por el contrario, más o menos pasiva, colaboran para la reproducción levemente mutable.
Variadas plataformas, hoy en día nos ofrecen modelos parametrizados a través de los cuales desarrolladores profesionales o no profesionales cuentan con opciones limitadas para producir una imagen, un texto, y cuánta cosa más.
La inspiración: el espacio para remezclar.
Más allá de si una persona posee o no un don o talento, la inspiración sigue siendo una poderosa fuente de creatividad.
Pero, de nuevo, así como el concepto de gravedad ya no se puede idear solo a partir de la caída de una manzana, la inspiración puede desarrollarse en el juego de palabras, durante un brainstorming, hackatones, y otras actividades colectivas que facilitan y contagian la creatividad.
Considerando lo que ya se sabe o lo que ya se tiene, se permite remezclar bloques, reutilizar conocimientos, y trabajar de manera abierta los códigos existentes.
De mi parte es esto a lo que aspiro cuando con mi equipo desarrollamos nuestros servicios.
Por menos templetes, y más remezclas de códigos y herramientas que eleven la particularidad de una marca, para no convertirla en copia de limitadas opciones existentes.